Triunfar en Hollywood no resulta fácil y existen ciertos atajos que un intérprete joven y desconocido puede tomar para hacerse famoso casi de la noche a la mañana. Uno de los trucos más viejos y efectivos consiste en iniciar una relación sentimental con una estrella establecida y convertirse así en un rostro familiar para el gran público sin necesidad de estrenar una película.
Casi nadie quiere reconocer que ha recurrido a esta estrategia, pero Marion Cotillard (46) no ha tenido ningún problema en admitir en una entrevista al diario Le Monde que se vio obligada a protagonizar una historia de amor falsa con un actor americano cuyo nombre no ha querido desvelar.
Cuando en 2008 comenzó a promocionar el biopic de Edith Piaf La vida en rosa en la carrera hacia los Oscar, la francesa acudió a varias reuniones con distintos ejecutivos de la meca del cine que le aconsejaron que se dejara ver con algún actor famoso.
Cotillard ya había rodado dos películas en Estados Unidos (Public Enemies, con Johnny Depp, y Nine, con Daniel Day-Lewis), pero aun no era conocida en América. No era fácil que una película francesa protagonizada por una actriz francesa consiguiera un Oscar, pero no imposible. El distribuidor de La vida en rosa le puso como ejemplos a Sophia Loren y a Penélope Cruz.
Tras el estreno de la película en Estados Unidos en junio de 2007 Cotillard se metió de lleno en una gira de varios meses por el país que finalizó en febrero de 2008 con el Oscar a la mejor actriz en sus manos. Para facilitar su inmersión en el mercado americano le sugirieron que se inventara una relación con algún famoso. "Intentaron presentarme a varios actores no para hacer una película juntos, sino para llamar la atención. Si formaba pareja con un actor americano conocido provocaría más interés, me dijeron. Hubo varios encuentros en los que no entendía qué estaba pasando pero al final acabé yendo a una de esas citas", ha contado en la entrevista al diario Le Monde.
Cotillard aceptó la propuesta pero fue muy sincera con su nuevo novio: le contó que tenía uno de verdad al que no pensaba dejar.
Al final la maniobra dio resultado porque acabó llevándose la codiciada estatuilla dorada, pero Cotillard insiste en que la otra parte también se benefició de su acuerdo porque ella era la "chica nueva" y exótica.